Una mujer que cree en el propósito, la poesía y las segundas oportunidades.
Soy una mujer que valora el sentido más que el ruido, las conversaciones profundas más que la charla vacía, y la risa sincera más que la perfección.
He vivido entre diferentes culturas, aprendiendo de las personas y celebrando la vida con una mezcla de disciplina y encanto.
Disfruto tanto de una noche elegante con vino y música como de una mañana tranquila con un buen libro.
Creo que el amor, como el arte verdadero, no envejece solo se transforma en algo más profundo.
Estoy aquí porque aún creo que la vida guarda un capítulo hermoso por escribir.
Mis días son una danza entre la concentración y la calma.
Empiezo mis mañanas con café y gratitud, trabajo en proyectos que despiertan mi mente, y termino las noches bajo el cielo de Texas, dejando que el viento me recuerde lo esencial.
Equilibrio, propósito y curiosidad esas son mis tres constantes.
Dirijo proyectos que transforman ideas en realidades.
Mi trabajo une estrategia y humanidad: se trata de visión, confianza y de construir algo que perdure.
Lo que hago me enseña cada día que el verdadero éxito está en el impacto que dejamos en los demás.
Cocino platos que cuentan historias, escribo cartas que podrían haber viajado un siglo atrás, y bailo incluso cuando no hay música.
A veces cito a Shakespeare en el momento menos esperado o quizá en el más perfecto.
También disfruto perderme en museos, viajar sin mapa y reír sin motivo.
Combino la mente analítica con la intuición emocional.
Puedo leer tanto un balance financiero como el lenguaje del alma.
No sigo las modas; me guío por la autenticidad, la elegancia interior y la sincronía del destino.
Vivir con gracia, crear conexiones verdaderas y seguir aprendiendo siempre de los libros, de las personas y de la vida misma.
Sueño con una relación donde dos mentes y dos corazones se inspiren mutuamente para crecer, construir y compartir un propósito.